sábado, 10 de octubre de 2009

LO INAPRECIABLE

Común es el mensaje en los diferentes medios de comunicación que nos induce e incita a entrar al mundo de la computación. Se acostumbra calificar de analfabeta funcional a todos aquellos que desconocen tal tecnología y admitámoslo; la informática contribuye notoriamente a facilitar nuestros trabajos cotidianos, simplificar las comunicaciones, eximirnos de procedimientos repetitivos y permitir mantener una base de información que evita la consulta sin base ni concierto de cientos de fuentes probablemente dispersas y mal organizadas. Pero esto no será la panacea universal si el humano no mejora su comportamiento dentro de parámetros con calidad total. En abril de 1985 la revista PROGRESO editorializó sobre la clave del desarrollo. Expresó que no son los computadores u ordenadores para utilizar un término más castizo, los auténticos representantes del desarrollo. Señaló que el origen de tales artificios fue el deseo y el hábito de tener en orden los archivos y que lo que hoy nos asombra, tiene un antecedente en las viejas virtudes del mundo predesarrollado. Son ellas la puntualidad anglosajona en las horas comprometidas; el control del tiempo y espacio. Orden en las cosas, en los papeles... Define la puntualidad como el respeto por el tiempo del otro y en consecuencia como el respeto a nuestros semejantes. El editorial de PROGRESO se tituló LO INAPRECIABLE y basan tal título en el hecho de que lo que separa el desarrollo del subdesarrollo no es un conjunto de productos que están en el comercio, que tienen precio como las computadoras, sino algo tan poco valorable en el mercado como el orden y la puntualidad. Finaliza expresando que es necesario para desarrollarse una revolución en el campo de los valores. Lo importante es hacer, ordenar las cosas y la mente; no definir y recitar.

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