jueves, 23 de junio de 2011

OBRAS INEDITAS DE AUTORES FALLECIDOS

Las supuestas obras inéditas de los grandes autores fallecidos
RICARDO GIL OTAIZA EL UNIVERSAL
jueves 23 de junio de 2011 09:39 AM
Llama poderosamente la atención que cuando mueren los grandes autores de la literatura universal, casi por acto de magia suelen aparecer sus novelas inéditas, sus ensayos no publicados, sus poemas no conocidos, sus papeles perdidos, sus cartas desconocidas, las notas a los márgenes de los libros, y otros especimenes por el estilo. Pareciera, como dijo alguien por allí, que sólo requerimos morirnos para que aparezca de inmediato alguna obra inédita. Hace pocos días leí en Facebook que pronto saldrá al mercado una novela inédita del recientemente fallecido José Saramago. Por supuesto, la información al parecer la suministró su viuda, Pilar del Río, quien fungió como la traductora del escritor portugués a la lengua española, y de inmediato la noticia corrió como pólvora a través de las redes sociales y en otros medios. Es extraño, pero estoy leyendo en estos momentos El último cuaderno (Alfaguara, 2011), precisamente de José Saramago, y está conformado por los textos publicados por el autor en su blog desde marzo de 2009 hasta junio de 2010. A manera de presentación del tomo, Pilar del Río incluye un texto titulado Un regalo inesperado (muy significativo por cierto), en el que expresa que se trata de un "tesoro", "de una despedida". Si se trata de algo inesperado, ¿cómo es que ahora aparece una novela inédita?, ¿acaso no sabía su esposa y traductora de la existencia de esa novela desconocida por el gran público para el momento de escribir "Un regalo inesperado"? Perdónenme, pero hasta donde tenía conocimiento la última novela de Saramago es Caín (finales de 2009), por cierto, comentada en su génesis por el mismo autor en su blog, que pasó luego a ser El cuaderno (2009), en el que nos anuncia en su entrada del 30 de diciembre de 2008: "Estoy dándole vueltas a un nuevo libro". Luego agrega: "es sólo una palabra". No se necesita ser adivino para deducir que se trata de Caín. Si los cálculos no me fallan, es imposible que en las condiciones físicas en las que se encontraba el autor para el 2010 (año de su muerte), halla finalizado una nueva novela antes de mitad de año. En otras palabras y sin darle más vueltas al asunto, no me creo la especie de la novela inédita de Saramago, a no ser que hayan sucedido dos cuestiones (probables): que se trate de un texto frío dejado de lado por el autor y que por alguna razón no quiso publicar (si no lo quiso publicar seguramente es que lo consideraba un texto malo o mediocre, porque habida cuenta de su trepidante ritmo de escritura y publicación debió salir al mercado editorial en vida), o que fue escrita y finalizada por su esposa y traductora, quien dicho sea de paso conocía el estilo del autor más que el novelista mismo. Asumamos que se trata de la primera de las opciones. Igualmente deleznable, porque vulnera de algún modo ese "techo" de excelencia que Saramago imprimió a su obra. No se puede comparar este caso con el del autor chileno Roberto Bolaño, quien no pudo entregar al editor su última novela 2666 (2004), una verdadera obra maestra, porque la enfermedad no le dio tregua a su agotamiento físico, pero de algún modo los lectores sabíamos de la existencia de esa portentosa obra, y desde el momento de su fallecimiento Anagrama se apresuró a editarla, salvando los escollos de un libro gigantesco, que reúne varias novelas en una sola, aunque con una insólita autonomía interna. Igual consideración resulta para el libro Los sinsabores del verdadero policía (2011), que según su editor "Bolaño comenzó a escribir en los años ochenta y continuó redactando hasta su muerte". Cosas de viudas (y de descendientes) diría yo, porque son frecuentes los casos de autores relevantes que la dan por publicar después de muertos. Echemos un vistazo antes de cerrar el artículo a esta pequeña lista: Literatura y vida de Augusto Monterroso, Lagartija sin cola de José Donoso, Los reyes de la baraja y 1998 de Francisco Herrera Luque, Textos recobrados de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, papeles inesperados, El diario de Montpellier de Denzil Romero, Clave histórica de Mérida de Tulio Febres Cordero, y un largo etcétera.

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